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Diario de excavación. 1885.

Lunes 11 de mayo de 1885

Ha comenzado la campaña. ¡Al fin! Después de tantos problemas: conseguir los permisos para poder excavar en las tierras del conde, la imposibilidad de conseguir un alojamiento digno del equipo que nos trasladábamos desde Madrid, el robo de las herramientas que teníamos en el pequeño almacén que conseguimos… Hasta esta mañana parecía que alguien había cortado los arreos de nuestros caballos. Como si un ataque tan burdo como ese fuese a frenarnos en nuestros empeños. No saben aún con quién se están topando estos lugareños.

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Jueves 14 de mayo de 1885

Las primeras estructuras están comenzando a salir a la luz. Parece que son una serie de estructuras circulares, casi concéntricas. Nos sigue intrigando cómo de un lugar semejante, que parece tosco y de mala factura, pueda haber provenido una pieza de obsidiana tan impresionante como la que llegó a nuestras manos en el museo. Pero tenemos que llegar hasta el fondo del asunto. La mera posibilidad de que existiese otra pieza como esa es motivo suficiente como para enfrentarnos a todos los problemas que están surgiendo.

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Martes 19 de mayo de 1885

Hemos amanecido con todos los peones indispuestos. Y eso que los trajimos desde la capital porque ningún obrero de la zona parecía dispuesto a excavar en este lugar, pese al buen sueldo y la pobreza a la que se enfrentan muchos de ellos. ¡Parecía aterrorizarles el pisar el terreno! Sospechamos que pueda haber alguna enfermedad en el agua, porque no creo que haya persona dispuesta a envenenar a toda una cuadrilla por una mera excavación arqueológica… ¿Verdad?

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Jueves 21 de mayo de 1885

Con los primeros rayos del sol, nos hemos dirigido nosotros mismos al yacimiento. Los peones decidieron volver ayer a sus casas, junto a sus familias. Se fueron sin decir apenas palabra, y con ellos se fue gran parte del material y los suministros que teníamos para la expedición. Sin embargo, no estamos dispuestos a darnos por vencidos. Todavía no.

La mañana ha sido dura. El sol tostaba nuestras espaldas, y el sudor nos recorría la frente. Por un momento, me pareció que iba a desfallecer, y entre las sombras que me rodearon por ese instante, vi algo que me puso la piel de gallina. Una figura, igual que la estatuilla. Alta, imponente. Lo peor de todo, es que no tenía claro si quería huir de ella, o entregarme a sus brazos.

Debió ser la deshidratación y el cansancio. Al fin y al cabo, no solemos entregarnos a este ejercicio físico tan desmesurado. Quedamos solo 3 de los 20 que comenzamos, y el trabajo sigue siendo igual de imponente.

Al final de la mañana, justo antes de coger los caballos para volver al pequeño caserío donde nos alojamos, hemos visto un poco de esperanza entre las nieblas oscuras que parecen haber tiznado toda esta expedición. ¿Es eso el primer peldaño de una escalera descendente?

Viernes 22 de mayo de 1885

Volvimos con las primeras luces del Alba. Retiramos la tierra a pico y capazo, cargándolos nosotros mismos. No vimos a nadie pasar en todo el día. Tan solo un hombre, que nos miró con pena desde la lejanía. Como si estuviésemos malditos.

La escalera descendía durante más metros de los que hubiésemos imaginado en un principio. Luego, comenzaba un pasillo que, por suerte, no estaba plenamente colmatado. Gateando y apartando las rocas más grandes que nos impedían el paso, con las rodillas raspadas y agotados por el esfuerzo, llegamos a lo que parecía un callejón sin salida.

Parece que hemos hallado una gran losa, que cierra algún tipo de estancia. Mañana intentaremos abrirla. Cueste lo que cueste.

Sección oculta es un suplemento alimentado por el Sistema Impulso y perteneciente a la Línea Impulso. Puedes saber sobre la misma aquí.

Fotografía de Jorge Bónsor del Archivo General de Andalucía (1885)

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